Alfredo Gangotena: la conjura de los necios académicos, primera parte

Notimercio
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PATRICIO BURBANO/PARA NOTIMERCIO
Alfredo Gangotena fue mucho más que el poeta trágico que la academia recuerda. Su vida y legado, distorsionados por críticos, resurgen hoy para mostrar al verdadero genio multifacético que fue.

“Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele por este signo: todos los necios se conjuran contra él.” — Jonathan Swift

partida de nacimiento de Alfredo Gangotena

Durante décadas, la figura de Alfredo Gangotena ha sido reducida por la crítica a una postal nebulosa: “el poeta trágico”, “el vanguardista exiliado en su propia tierra”, “el ecuatoriano que escribía en francés”. Pero Gangotena fue mucho más que esa pobre interpretación académica. Gangotena fue un poeta y matemático puro, egresado con honores de la Escuela de Minas de París, cuya obra, en gran parte todavía inédita, expresa un pensamiento poético/filosófico articulado con ecuaciones matemáticas. Fue también pintor, probablemente influenciado por su amigo Paul Bar, artista francés que introdujo el impresionismo pictórico al Ecuador a través de sus clases en la Escuela de Bellas Artes de Quito. 

Gangotena recorrió Europa durante los años que precedieron la ocupación nazi de París . Su vida fue una travesía entre Ecuador, Francia y Chile donde difundió incansablemente las ideas de la Resistencia francesa. Un aspecto menos conocido y estudiado de su vida fue su compromiso político, su lucha anti fascista y su cercana relación con intelectuales de la talla de Juan David García Bacca, probablemente el filósofo español de más renombre de los que tuvieron que exiliarse durante el franquismo. 

Alfredo Gangotena rebasó todas las expectativas estéticas de la época.

No fue un hombre “aislado”, como algunos necios insisten en describirlo, sino un hombre profundamente involucrado con el mundo social, cultural y político de su época. Fue miembro del Grupo América, de la Sociedad Jurídico Literaria del Ecuador, del Comité Nacional Francés, Comisionado de asuntos sociales del Partido Demócrata Nacional del Ecuador, Director de Honor del Centro Obrero Liberal, colaborador activo con el Ministerio de Agricultura al que sirvió en calidad de perito para el estudio de inventos e innovaciones, profesor de la Universidad Central y del Colegio Mejía y cercano a Velasco 

Ibarra a quien conoció antes de ser presidente de la república, cuando era abogado personal de su padre, Carlos Gangotena Álvarez.  Unos años después de su temprana muerte, producto de una septicemia, en diciembre de 1944, Francia le otorgó la Legión de Honor, distinción reservada a quienes contribuyen al prestigio de la república, en reconocimiento a su obra y su compromiso con los valores democráticos de Francia.  Murió a los 41 años, en Quito, rodeado de su familia y amigos, sin saber que sus escritos serían mutilados y su vida tergiversada. Las fuentes oficiales fijan su nacimiento el 19 de abril de 1904; sin embargo, documentos irrefutables, como el acta bautismal resguardada en la iglesia de Santa Bárbara dan fe que Alfredo Gangotena Fernández-Salvador vino al mundo el 28 de abril de 1903. 

Conocí a Margarita Guarderas de Jijón, estudiosa y traductora de Alfredo Gangotena, en el año 2001. A pesar de que cuando la visité, su mente ya estaba algo dispersa, consiguió darme valiosa información sobre el trabajo de Gangotena. La mayor parte de su obra permanece inédita, me dijo. Está en Francia. Deberías conocer a Mona Claire Mouradian Gangotena, sobrina del poeta con la que vivió durante muchos años. 

El niño superdotado vino al mundo el 28 de abril de 1903. Desde entonces nunca dejó de crear.

No fue sino hasta el 2017 cuando pude hacerle una larga entrevista grabada a Mona Claire. Esta entrevista fue reveladora. No solamente desmentía testimonios de alguna investigadora que sostenía que al preguntarle sobre la salud de su tío, lo único que se limitó a decir fue que “Alfredo Gangotena habitaba un cuerpo enfermo”. Mona Claire me invitaba con su testimonio a cuestionar las tergiversaciones que se habían dicho sobre su tío. 

Los necios académicos, siempre dóciles frente a un rumor lo suficientemente atractivo como para difundirlo, dieron por cierto el mito de Henri Michaux, poeta amigo de Gangotena, quien escribió, sin ninguna evidencia médica, que el poeta tenía hemofilia. A partir de este desafortunado rumor se escribieron tesis y artículos académicos que situaron a Alfredo Gangotena como un personaje enfermo, lánguido, triste, encerrado en sí mismo, rechazado por el mundillo intelectual de su época. Un cúmulo de tergiversaciones y verdades a medias. 

Tan pobre ha sido la investigación en torno a la vida de Alfredo Gangotena, que cuando se editó en español “L’écriture partagée” (“La escritura escindida”) de Adriana Castillo de Berchenko, la edición apareció con un error incomprensible: en la foto de la portada no aparece Gangotena sino otro poeta, Jorge Carrera Andrade. La equivocación en términos prácticos y simbólicos no es menor. Los necios no le darán mayor importancia. No hay lector más superficial que el que no se fija en las apariencias. 

Alguna investigadora de Gangotena en el Ecuador, tuvo secuestrados durante años: cuadernos con los libros de cabecera de Gangotena, poemas inéditos, cartas, fotografías y materiales fundamentales para comprender la figura del poeta. Este archivo de valor incalculable permaneció inaccesible por su decisión personal. Afortunadamente, tras un proceso de negociación y presión en la que ayudó la familia del poeta, la investigadora devolvió los materiales, que ahora se encuentran resguardados y disponibles para la investigación tanto en la Universidad Andina Simón Bolívar de Quito como en el IMEC (Institut Mémoires de l’Édition Contemporaine) de Caen, Francia. 

Es lamentable que tampoco se conserven las cartas originales que Jean Cocteau escribió a Gangotena. Estas fueron entregadas por la familia a una académica francesa para que escribiera un artículo sobre la amistad entre los dos poetas. Las cartas jamás fueron devueltas a sus dueños. Afortunadamente nos quedan fotos de las originales. 

Facsímil de una de las obras de Gangotena con su manera única de dibujar las letras.

La literatura ecuatoriana le debe una revisión urgente a la vida y obra del poeta. No solo porque Gangotena fue uno de los más originales escritores de su época, sino porque fue un creador total: un hombre que cruzaba disciplinas y lenguas con naturalidad, como si escribir versos y resolver ecuaciones matemáticas fueran actos de la misma intensidad espiritual. De mi investigación de ocho años salieron más de 5,000 archivos, fotografías, cartas, pinturas, dibujos, libros, cuadernos y manuscritos del poeta que necesitan transcripción, edición y, sobre todo, estudio y difusión.

Un avance de mi documental ‘Cazador de tigres: la vida desconocida de Alfredo Gangotena’ se presentó en el ‘Lycee la Condamine’ junto con una exposición de los archivos. 

A pesar de que alguna editorial universitaria de Quito no haya entendido el valor literario de la obra de teatro “Comedia funesta”, primer libro escrito por Gangotena cuando solo tenía diecisiete años, con el argumento de que el libro “no se adaptaba a sus criterios comerciales y editoriales», algunas de las mejores editoriales de poesía del mundo tienen la intención de publicar las obras completas del poeta. Hay manuscritos con cálculos, dibujos, poesía y confesiones. Gangotena no fue un poeta oscuro: fue un rayo de vida e inteligencia que atravesó el siglo XX y que aún hoy nos sigue deslumbrando. 

Solo hay que abrir bien los ojos y dejar de rendir culto a la ignorancia repetida de los necios para verlo.

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