Las vacaciones, aunque son un tiempo de descanso, también pueden tener un impacto emocional en los niños debido al cambio abrupto de su rutina diaria. Si bien, el tiempo de ocio es necesario luego del período académico, es esencial promover actividades que fomenten la desconexión, el disfrute y la conexión familiar, así como establecer rutinas predecibles y límites claros.
“Gestionar de manera adecuada el tiempo de vacaciones es fundamental para el bienestar mental de nuestros hijos, sobre todo para evitar el aburrimiento, la ansiedad infantil y la sobreexposición a pantallas, incluyendo tv, juegos virtuales, redes sociales que en lugar de favorecer al relajamiento activan dopamina y la dispersión de la atención”, explica la Dra. Jenny Vinueza, Directora General y especialista en psicopedagogía del Colegio ISM.
En este contexto, el equipo pedagógico y psicopedagógico de ISM, comparte estrategias claves para aprovechar este tiempo para cuidar la salud mental de los estudiantes y para reforzar vínculos familiares, tomando en cuenta que las vacaciones ofrecen un terreno fértil para que las familias refuercen sus lazos.
- Establecer rutinas y límites: Mantener horarios para dormir, comer y jugar es esencial para que los niños se sientan más seguros y protegidos. Además, que ayudan a perpetuar la estructura horaria que se retomará con regreso a clases, sobre todo a la hora de dormir que es fundamental para el descanso adecuado de los niños. De acuerdo con especialistas, la ausencia total de estructura puede generar ansiedad o sensación de descontrol, especialmente en niños más pequeños.
- Limitar la sobre exposición a pantallas digitales: Si bien la tecnología es aliada para el aprendizaje, al ser un tiempo recreativo lo más recomendable es promover la desconexión para evitar fatiga visual y agotamiento mental, así como ansiedad o depresión, que pueden ser algunos de los efectos del uso continuo de pantallas. Idealmente, se aconseja establecer horarios de uso de los juegos virtuales y promover otro tipo de actividades.
- Promover la actividad física y el juego: El ejercicio físico y el juego libre son importantes para la salud mental y el bienestar general. Se sugiere alternar momentos activos (juegos al aire libre, deportes) con momentos de calma (lectura, actividades manuales). También se debe priorizar juegos no estructurados, donde el niño invente, explore y cree sin límites ni objetivos académicos.
- Fomentar la comunicación abierta: Crear un ambiente seguro donde los niños se sientan cómodos para expresar sus emociones y preocupaciones. Esto es fundamental para que los niños tengan la confianza de hablar con sus cuidadores, reforzando los vínculos familiares.
- Planificar actividades que les gusten: Participar en actividades que disfruten y que les permitan desconectar de las preocupaciones cotidianas puede ser muy beneficioso. Idealmente, es recomendable incluir a los niños en la planificación de las actividades, así todos disfrutarán de un momento familiar en donde todos quieran ser parte.
- Planificar momentos de descanso y relajación: Es importante que los niños tengan tiempo para descansar y recargar energías, ya sea a través de actividades tranquilas o simplemente pasando tiempo con sus seres queridos.
- Señales de alerta: Es importante estar atento a señales como cambios en el comportamiento, irritabilidad, falta de sueño o apetito, tristeza persistente o dificultad para concentrarse.
“En este tiempo, es importante priorizar la calidad del vínculo. Más allá de planificar muchas actividades, sugerimos a las familias crear rutinas emocionales simples, como cerrar el día con una pregunta reflexiva, validar las emociones que emergen en situaciones cotidianas y fomentar la autonomía desde el respeto. Las vacaciones no necesitan ser perfectas, solo conscientes y humanas; ”, concluye la experta de ISM.