Manuel Baldeon, docente investigador UIDE/ Para Notimercio
La leche humana es un biofluido complejo que proporciona no solo nutrientes esenciales, sino también varios componentes esenciales para el desarrollo y crecimiento del lactante. Uno de esos componentes es la microbiota diversa que contribuye a la salud del lactante. A pesar de su importancia, aún existen muchas preguntas sobre la composición de la microbiota de la leche materna, su evolución durante la lactancia y los factores que la afectan. Además, recientes investigaciones han explorado la relación entre el glutamato, un aminoácido clave en la leche materna, y la microbiota, abriendo nuevas líneas de investigación sobre su impacto en la salud infantil.
La microbiota de los niños proviene en gran parte de la madre y se transfiere al lactante durante el proceso de parto y durante la lactancia. Según el estudio de Baldeón y colaboradores, la microbiota de la leche humana está compuesta predominantemente por: Staphylococcus, Streptococcus, (Firmicutes); Escherichia, Acinetobacter, (Proteobacteria); Corynebacterium, Lactobacillus, Cutibacterium, (Actinobacteriota); Chryseobacterium, and Flavobacterium. Bacterias que desempeñan un papel clave en el desarrollo del sistema inmunológico y digestivo del bebé. Además, se ha identificado que la leche materna destinada a bebés varones presenta una mayor diversidad microbiana en comparación con la destinada a bebés mujeres, lo que sugiere que la microbiota se adapta a las necesidades específicas del lactante.
A lo largo de la lactancia, la microbiota de la leche materna experimenta cambios significativos. La investigación indica que la carga bacteriana aumenta conforme avanza la lactancia, con un crecimiento sostenido desde el calostro hasta la leche madura. Factores como la dieta materna, el ambiente, la etapa de lactancia y el estado de salud de la madre influyen en su composición de la leche humana.
En madres con enfermedades como diabetes gestacional o preeclampsia, estudios previos han mostrado alteraciones en la microbiota de la leche, lo que podría impactar en la colonización intestinal del bebé y aumentar el riesgo de influir en la aparición de problemas inmunológicos y digestivos en el lactante.
Por otro lado, si la madre no puede dar de lactar, la microbiota del lactante se altera y disminuye su diversidad, afectando la transferencia de bacterias beneficiosas. La leche de fórmula, al no contener los mismos microorganismos vivos presentes en la leche materna, puede impactar la colonización intestinal del bebé de manera diferente, con posibles implicaciones en su salud. En este contexto, la lactancia materna es fundamental para proporcionar un microbioma equilibrado y adaptado a las necesidades del lactante.
Para mejorar la calidad de la microbiota de la leche materna, se recomienda mantener una alimentación variada rica en prebióticos y probióticos, que pudieran proveer prebióticos y probióticos; evitar el uso innecesario de antibióticos, y practicar la lactancia exclusiva durante los primeros meses de vida del lactante.
Además, un aspecto novedoso en el estudio de la microbiota de la leche materna es el papel del glutamato, un aminoácido no esencial que se encuentra en concentraciones elevadas en la leche. El glutamato tiene funciones claves en el desarrollo intestinal, inmunológico, neurológico, la regulación metabólica y la modulación de la microbiota. En el estudio se observó que las muestras de leche con altos niveles de glutamato presentaban una mayor diversidad de bacterias, así como la activación de un proceso esencial para el crecimiento celular y la función inmunológica.
Sin duda, la leche materna es una fuente importante de microbiota beneficiosa, cuyo desarrollo y composición está influenciada por diversos factores, incluyendo la etapa de lactancia, la salud materna y la concentración de glutamato. La interacción entre la microbiota y los componentes de la leche es un campo de investigación en expansión, con implicaciones importantes para la nutrición y la salud infantil. La promoción de la lactancia materna como un mecanismo natural de transferencia de microbiota y de nutrientes esenciales refuerza su papel insustituible en el desarrollo temprano del bebé y la prevención de enfermedades a largo plazo. Además, el tipo de nacimiento también desempeña un rol fundamental en la configuración inicial del microbioma del recién nacido, por lo que es recomendable optar por el parto natural cuando sea posible y reservar los procedimientos quirúrgicos solo para situaciones estrictamente necesarias, asegurando así una colonización microbiana más beneficiosa para el bebé.