Una opción para iniciar o mejorar el historial crediticio de jóvenes y personas sin acceso al sistema financiero tradicional es la tarjeta de crédito respaldada por ahorros.
A pesar de los esfuerzos por avanzar en materia de inclusión financiera, Ecuador sigue enfrentando un escenario preocupante en cuanto al acceso al crédito. Según un estudio de la Red de Instituciones Financieras para el Desarrollo, solo el 32 % de los ecuatorianos mayores de 18 años tiene acceso a créditos y, en total, el 37 % de la población adulta —unos 4,7 millones de personas— está fuera del sistema financiero. Esto limita las oportunidades de emprendimiento y consumo de buena parte de la población.
En este contexto, surge una alternativa diseñada para responder a una necesidad estructural del país: facilitar el acceso responsable al crédito formal a quienes hoy están fuera del sistema. Se trata de la tarjeta de crédito respaldada por ahorros, una solución financiera diseñada por Mutualista Pichincha, pensada para quienes no califican aún para una tarjeta tradicional, pero tienen capacidad de ahorro y voluntad de construir una relación financiera sostenible.
El mecanismo es simple:
- El usuario realiza un depósito que funciona como respaldo de su línea de crédito.
- A cambio, accede a una tarjeta que puede usarse como cualquier otra —para compras locales, pagos en línea, consumos internacionales, acumulación de millas, billetera digital GPAY— que le permite, además, construir o reparar su historial crediticio.
Esta solución no solo ofrece seguridad al sistema financiero —al reducir el riesgo de deudas sin pago—, sino que se convierte en una herramienta formativa. “Es una puerta de entrada para jóvenes profesionales, personas en recuperación financiera o emprendedores en etapa temprana, que pueden adquirir hábitos saludables de crédito
y avanzar hacia productos más complejos”, explicó Gabriel Arizo, jefe de producto de tarjetas de Mutualista Pichincha.
Más allá de un producto, Mutualista Pichincha lanza una señal de hacia dónde debería moverse el sistema financiero nacional: propuestas innovadoras, con respaldo técnico y enfoque en la equidad.
En un país donde aún es más fácil endeudarse informalmente, este tipo de iniciativas se vuelven fundamentales para cerrar brechas y democratizar oportunidades económicas especialmente de los grupos más vulnerables.