Desde Ecuador hasta Brooklyn: ARMYs unidas por la música y el orgullo de levantar la bandera tricolor

GABRIELA ASTUDILLO/PARA NOTIMERCIO

En el concierto de J-Hope en Brooklyn, la bandera ecuatoriana ondeó con orgullo entre una multitud apasionada de ARMY. Fans de Ecuador viajaron miles de kilómetros para vivir un espectáculo vibrante, donde la energía de la música rompió barreras y unió corazones.

El 13 de marzo, el Barclays Center de Brooklyn se convirtió en el epicentro de una experiencia inolvidable. Miles de luces de Army Bombs (light stick multicolor) se iluminaron en un espectáculo que superó cualquier expectativa. J-Hope, el carismático integrante de la boyband BTS en su esperado regreso a los escenarios despues de cumplir su servicio militar obligatorio por casi 2 años, no solo estrenó su nueva discografía en solitario, sino que nos regaló una interpretación conmovedora logrando una conexión genuina con cada fanático presente.

Jung Hoseok, J-Hope de BTS, completó su servicio militar en la 36.ª División de Infantería de Wonju, Corea del Sur, destacándose como sargento. Su disciplina y liderazgo reafirmaron su compromiso con su país y su carrera.

La travesía comenzó mucho antes del concierto, en la odisea por conseguir boletos. La batalla en Ticketmaster fue épica: las entradas se agotaron en 20 minutos. Pero como toda buena historia, la perseverancia rindió frutos dos días después, cuando un pequeño lote de tickets se liberó y aseguró nuestro lugar en esa cita histórica.

Nueva York nos recibió con sus imponentes rascacielos y un clima frío que empezaba a ceder ante la llegada de la primavera. Cada calle respiraba historias y la ciudad vibraba al ritmo vertiginoso que solo ella sabe imponer. Recorrer sus calles fue también descubrir el rostro de la migración ecuatoriana en esa urbe que nunca duerme. En nuestro recorrido encontramos a varios ecuatorianos que han encontrado su lugar en esta ciudad. Historias que inspiran y llenan de orgullo. Desde un joven productor audiovisual que triunfa en su campo hasta un trabajador de fábrica que ya suma tres décadas en Queens y ha visto a sus hijos convertirse en soldados del ejército estadounidense, todo esto refleja la tenacidad del migrante que lucha y se abre camino.

El día del concierto fue una celebración global. Desde temprano, ARMYs de todos los rincones del mundo se congregaron en el Barclays Center. La atmósfera era mágica y diversa: adolescentes, adultos y hasta abuelitas entusiastas intercambiaban freebies hechos a mano —stickers, pulseras, tarjetas— todos cargados de detalles y dedicación.

Barclays Center da la bienvenida a más de 20mil fans para el concierto. Foto: Gabriela Astudillo

En ese mar de emociones, levantar la bandera de Ecuador  en pleno concierto fue un acto de amor y orgullo, incluso el momento fue viralizado en Tiktok y hasta hoy sigo recibiendo mensajes de agradecimiento y amor de ecuatorianas que anhelan cumplir el mismo sueño. Ese pedazo de patria en tierra ajena nos conectó con otras compatriotas: unas que viajaron como nosotras, otras que ya vivían en Nueva York. Para nosotras fue la primera vez que asistiamos a un concierto de esta magnitud y sin duda la emoción nos llenó de inicio a fin. Entre sonrisas, abrazos y fotos, compartimos historias y ese instante nos recordó que ser ARMY también es ser migrante, construir puentes entre culturas y encontrar en la música un vínculo con nuestra tierra.

El ingreso fue impecable, puntual, ordenando y lleno de espectativas. Cuando las luces se apagaron, los Army Bombs comenzaron su coreografía de colores, anunciando la épica salida de J-Hope. Verlo tan cerca entregado a su público fue un momento que quedará tatuado en nuestros recuerdos.

El show fue mucho más que música: fue un manifiesto de diversidad y unidad global. La pasión  en el ambiente rompió cualquier barrera de idioma o nacionalidad. La música de BTS y J-Hope no es solo pop o coreografías perfectas. Sus letras hablan de amor propio, resiliencia y salud mental. Hay miles de testimonios de fans que aseguran haber encontrado en sus canciones fuerza para salir de momentos oscuros, consuelo en días grises y hasta inspiración para amarse un poco más.

Una ovación por los 20mil espectadores para la bandera ecuatoriana. FOTO: GABRIELA ASTUDILLO

Por eso, ser parte de ARMY trasciende modas pasajeras o simples aficiones juveniles. Es un espacio donde todos cabemos, donde el arte y la cultura se convierten en puentes que nos conectan con historias de vida que aunque parezcan lejanas, terminan siendo muy similares a las nuestras. En Ecuador la comunidad abarca más de 20 mil personas y en crecimiento con distintos fan clubes destacando a BTS FanBase Ecuador creada en el 2015.

Ver a J-Hope interpretando “Monalisa” nos dejó sin aliento y “On the Street” nos hizo sentir acompañados en ese camino que a veces parece tan solitario. En ese instante, entendimos que todos compartíamos un mismo latido, una misma promesa de que pase lo que pase, no estamos solos.

Jhope brindó un gran espectáculo visual con su performance de luces, movimientos y musica. foto: EN X @jhopewaist

Los días posteriores nos dedicamos a descubrir la ciudad que nunca duerme. El metro de Nueva York, ese laberinto subterráneo que mueve a millones, fue nuestra vía de transporte. Un sistema ordenado aunque con vagones nuevos y otros que acusan el paso de los años. En cada trayecto observamos la rutina de los neoyorquinos, la mayoría en su mundo aislados por audífonos, esquivando el bullicio de la ciudad.

Times Square nos robó el aliento con sus pantallas gigantes y el ir y venir de turistas y locales. Nos sorprendió la naturalidad con la que las personas consumen marihuana en las calles, una legalidad que se respira en el aire y resulta impactante como visitantes.

Con el City Pass en mano, visitamos lugares emblemáticos. El Empire State nos llevó en 60 segundos hasta el piso 86, donde el viento helado y las vistas infinitas nos recordaron todas esas películas donde la ciudad es protagonista. En el crucero de la Circle Line rodeamos la imponente Estatua de la Libertad, símbolo de fuerza y poder estadounidense.

La gastronomía callejera también fue parte de la experiencia: hot dogs, pizzas y pretzels nos acompañaron en cada recorrido. Recorrer Manhattan y Brooklyn nos confirmó que Nueva York sigue siendo ese sueño americano que aunque cambiante y desbordante, sigue recibiendo a todos los que buscan una oportunidad. Asiáticos, indus, latinos y europeos construyen su vida en cada esquina, aportando a la multiculturalidad que caracteriza a esta mega ciudad.

Hoy con el corazón lleno y las canciones de J-Hope resonando en la mente, solo queda agradecer por haber sido parte de este momento. Porque cuando la música une, no importa de dónde vengas: el idioma es uno solo y la emoción se vive igual en cualquier rincón del mundo.

Y sí, volveremos a Nueva York, no solo por la música, sino por la certeza de que en sus calles cabemos todos. Porque allí, como en pocos lugares, el mundo entero se encuentra y se reconoce en sus diferencias.

Revive este momento y siente el orgullo ecuatoriano en mi video viral de TikTok: @gaby.astudillo.g, porque todos podemos hacer patria en cualquier instante y escenario.