Rubén Darío Buitrón: “No creo en la modestia. Creo en el trabajo bien hecho”

“A mí me dicen que hay que ser humilde. Pero yo no. Yo sí me aplaudo, me abrazo”, dice Rubén Darío Buitrón, periodista y director de Notimercio de Quito.

Por Sheyla Mosquera, tomado de Bienestar con Estilo Magazine.

La pantalla de mi computadora se iluminó con la imagen de Rubén Darío Buitrón Aguirre. Era febrero 2024, alrededor de las once de la noche, y aún estábamos conversando por Zoom. Lo único que nos separaba era la distancia virtual entre Ecuador y Estados Unidos. 

Su relato de casi dos horas me atrajo y me sedujo. Él estaba en el estudio de su casa en Quito, rodeado de libros y papeles, mientras que yo me encontraba en una silenciosa habitación, en Riverview, Florida, escuchando su voz cálida y acogedora.

Me contó de su etapa escolar y universitaria, de sus trabajos y proyectos. Del porqué se hizo periodista, cronista, poeta y escritor.  Su relato era como escuchar una novela de la cual se puede aprender y reflexionar.

Me sorprendió cuando me dio los datos precisos de su nacimiento. Fue en Quito, en 1966, en la maternidad Isidro Ayora, en la habitación 303, a las cuatro de la tarde del domingo 15 de abril.  

Nuestra conversación fluyó como un río de agua transparente. Quizás porque lo conocí en 2002, cuando era editor general de El Universo, el principal diario del Ecuador, y yo, redactora del suplemento dominical La Revista. 

También fue editor general en otros diarios importantes del país: Expreso y El Comercio. Además, trabajó en Ecuavisa y Teleamazonas. Él es de esos profesionales que no paran de trabajar y realizar sus metas.

Hasta ahora ha escrito trece libros en total: cuatro de poemas, tres de crónicas, tres de cuentos y tres de periodismo.  Aparte, ha ganado tres premios nacionales de periodismo y dos de literatura.

PREMIOS A RUBEN DARIO BUITRON Y A SU EQUIPO DE NOTIMERCIO

Su gran pasión es escribir y enseñar el oficio. Por eso, en 2018 creó su portal digital loscronistas.org. En 2023 se convirtió en director-fundador de Notimercio, periódico impreso de Quito. Y en 2024 fundó la Escuela de Cronistas del Ecuador como un soporte para su proyecto periodístico de masificar la escritura de la crónica en Ecuador.

También se dio tiempo para escribir una columna para la revista digital Plan V . Incluso dirige los programas en directo La Otra Mirada y Los Cronistas, que se difunden por srradio.com.ec, aunque ahora está dedicado, casi exclusivamente, a Notimercio, a la Escuela de Cronistas y a escribir.

 Su admiración, resiliencia y filosofía de vida

Admira a grandes periodistas como Miguel Ángel Bastenier, español; Ryszard Kapuściński, polaco; Gay Talese, norteamericano; Leila Guerriero, argentina.  Y, de Ecuador, al gran referente y faro de luces Eugenio Espejo.

Mencionó que Espejo luchó de manera solidaria contra el imperio español. Él fundó el primer periódico que hubo en el país: Primicias de la Cultura de Quito (1792). Gracias a este medio de comunicación la gente empezó a darse cuenta de que era necesario luchar por la libertad.

Y ¿Rubén Darío Buitrón se admira? “Sí, a mí me dicen que hay que ser modesto, humilde. Pero yo no. Yo sí me admiro y me aplaudo, pues todos los logros que he alcanzado han sido por esfuerzo, constancia, persistencia y formación, a pesar de las dificultades y los sufrimientos cotidianos”.

RUBEN DARIO BUITRON SE ADMIRA Y NO CREE EN LA MODESTIA.

La seguridad en sí mismo también ha sido clave en los momentos más difíciles. Hace cinco años tuvo cáncer, un desafío que puso a prueba su fortaleza. “La noticia fue muy dura para mí, pero decidí hacerme la cirugía porque pensé que aún tenía muchas cosas que hacer”.

¿Qué es lo peor que ha vivido como periodista? Su reacción inmediata fue clara: las envidias y las ingratitudes.

Él no se considera vengativo, pero su afinidad por la filosofía le ha enseñado que, ante la agresión o el daño, lo mejor es retirarse, hacerse a un lado y esperar. Con el tiempo, la vida se encarga de poner todo en su lugar.

“Puedo perdonar los errores y omisiones, pero no los actos conscientes, agresivos e injustos. Tampoco perdono la prepotencia, la arrogancia, el que alguien se crea superior a otro”.

Se considera buena persona y sensible. Es alguien que puede llorar con una película, un recuerdo, cuando pisan a una hormiga o si ve una injusticia en la calle. 

Creencias, amistad y una promesa

Foto: Cottonbro studio en Pexels.

Rubén Darío es ateo, aunque a veces duda sobre sus creencias y sobre la fe. Sus experiencias como alumno de un colegio religioso de Quito marcaron su visión sobre la religión. Desde temprana edad, cuestionó las contradicciones entre el discurso de los curas y sus acciones.

“Cuando pasas 12 años de tu vida viendo la mentira de los curas, su discurso tan contrario a su realidad, tú dices: ¡No, esto no es cierto!”.

Desde la primaria nunca le gustó que trataran mal a su mejor amigo. Se llamaba Santiago y era un niño manco, nació sin la mano derecha. “Él fue uno de los motivos principales que hicieron que no creyera en los curas”.

A Santiago nunca le dieron un trato especial por ser manco. “Los curas no debían obligarlo a realizar ciertas actividades que no podía. Incluso, algunos compañeros, niños perversos y crueles, lo apodaron Manco Cápac. Yo lo quería mucho, como a mi hermano”.

Años después, Santiago se cambió a otro colegio y supo de él mucho después. Fue un golpe saber que andaba en drogas producto de todo lo que vivió. “Ser manco en esa época era muy discriminatorio. A Santiago le hacían bullying, las chicas no lo querían y lo veían como un monstruo”.

Un día, cuando Rubén Darío caminaba por una avenida de Quito, cerca del estadio Olímpico Atahualpa, vio que Santiago se acercaba. Rubén intentó saludarlo al tiempo que se conmovió, pero su amigo pasó de largo sin reconocerlo.

“Me di cuenta de que se había vuelto loco. Tiempo después se suicidó a los 19 años. Eso me marcó y dije: ¡En homenaje a Santiago yo voy a ser diferente!”.

Los reglazos que recibió por ser zurdo

Rubén Darío recibió reglazos en la mano izquierda por ser zurdo.
Foto: Tho-Ge en Pixabay.

Recordó que la educación escolar y colegial de ese tiempo estaba configurada para niños diestros. Desde los pupitres, los cubiertos y las guitarras se usaban con la mano derecha.  “Soy zurdo y los curas me golpeaban en la mano izquierda por no escribir con la derecha”.

La represión fue tan grande que si un alumno escribía con la mano izquierda lo hacían pasar delante del salón. Luego le lastimaban las palmas con las gruesas reglas de madera, reforzadas con hojalata, de unos 30 centímetros.

“Me decían: ´Es para que aprendas, porque la mano izquierda es siniestra, del diablo´. Imagínese la ignorancia de esos curas, enseñarnos eso, no es justo”.

La injusticia también provino de su propio padre, Alfredo Buitrón Solá. “En ese tiempo se decía que era un “cura ranclado”, porque dejó de serlo para casarse con mi mamá, Beatriz Aguirre. También porque mi padre fue educado con el mismo sistema religioso”.

Nunca entendió por qué la educación de ese tiempo era así.  En la mayoría de los colegios el trato era a palo, a patadas. “Cómo puedes educar a un niño o a un adolescente a patadas, a gritos y tratarle como a un conscripto. No había derecho a eso”.

“Fíjate cómo es la vida”, recordó. “Así se entiende que de mi colegio salieran los futuros comandantes del grupo Alfaro Vive Carajo. ¿Cómo no van a salir guerrilleros si los curas provocaban toda la rebeldía? El rechazo al sistema era lógico”.

¿Rubén Darío pudo convertirse en guerrillero? Respondió que nunca ha sido partidario de la violencia. “La venganza no te lleva a ninguna parte y no es cierto que deba aplicarse el ojo por ojo y diente por diente”.

Aunque creció rebelde por la educación que se imponía de forma vertical y obligatoria, Rubén Darío cree que la formación familiar y personal son esenciales para superarse.

¿Por qué decidió ser periodista?

El joven Rubén Darío Buitrón a los 18 años de edad.
El joven Rubén Darío Buitrón, a los 18 años, graduado del colegio.

Cuando Rubén Darío era adolescente quería ser piloto de combate, pero luego desistió cuando se enteró cómo los militares trataban a su primo Arturo en la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE).

Entonces, como su padre era periodista y creció en ese entorno, la vida lo fue llevando hacia esa profesión.  “Como dice Confucio: ‘Déjate fluir’”.

Rubén Darío estudió periodismo en la Universidad Central de Quito.  Aseguró que aunque la universidad no era buena en la parte académica, por falta de recursos del Estado y de buenos profesores, esa institución académica lo transformó. Allí obtuvo su mejor experiencia de la vida y siempre estará agradecido por ello.

“Después de salir de un colegio de curas, donde ni siquiera dejaban entrar a las mujeres, estudiar en la universidad me abrió el mundo”.

Y así fue. Sus primeras experiencias periodísticas las tuvo siendo jovencito. Entró a trabajar en Teleamazonas y no sabía nada. Lo nombraron reportero y, al segundo día, el 6 de noviembre de 1985, un grupo de 35 guerrilleros del grupo M-19 se tomó el Palacio de Justicia en Bogotá (Colombia), donde hubo más de 110 muertos.

Ese mediodía, el joven reportero Rubén Darío Buitrón fue enviado a esa difícil cobertura y en la tarde, tras un viaje de una hora y media en avión, ya estaba reporteando en directo para todo el país. “Me moría de los nervios, con el micrófono temblando”.

Otra asignación importante fue cuando terroristas del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) tomaron cientos de rehenes en la Embajada de Japón en Lima, Perú, el 17 de diciembre de 1996.

Dos años después cubrió la firma de paz entre Ecuador y Perú. Como periodista acompañó a la delegación ecuatoriana liderada por el presidente Jamil Mahuad, quien mantuvo la reunión histórica con su homólogo, Alberto Fujimori, en el Palacio de Itamaraty (Brasilia).

En ese lugar, Rubén Darío conoció al presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso. Los tres mandatarios acordaron ir a visitar al presidente Bill Clinton a Washington, Estados Unidos.

“Llegamos a la oficina oval, símbolo del cine de Hollywood, de la Casa Blanca. Estuvimos ahí y vimos cómo se iba ajustando el proceso de paz entre Ecuador y Perú”, recordó.

El periodismo: pasión, sacrificio y evolución

Ruben Dario Buitron vestido con chaqueta oscura sostiene un micrófono entre sus manos

Desde joven, Rubén Darío encontró en el periodismo una pasión que daría sentido a su vida. Lo atrajo su capacidad para aprender cada día, para descubrir historias y para compartir conocimientos con los demás.

Con más de 36 años en la profesión, aún siente que cada jornada es única, llena de experiencias irrepetibles.

“El periodismo me dio la oportunidad de no ser un burócrata. De no tener que ir a diario a sentarme frente a un escritorio ocho horas a realizar lo mismo”.

Pero, además del aprendizaje constante, lo que más ama es escribir. Para él, tener una profesión que te paguen por hacer lo que te gusta es grandioso.

Sin embargo, ese camino tuvo un alto costo: su familia. Cuando fueron a vivir a Guayaquil, la mamá de sus dos hijas no se ambientó y decidió regresar a Quito. “Hubo una ruptura afectiva muy fuerte”.

“Fue duro porque no podía salir de diario El Universo. Yo era editor general del periódico más importante del Ecuador. No era un premio para mí, era un reto de vida, un desafío. Era un puesto que me permitía servir a mi país”.

Luego trabajó en Ecuavisa y después fue asesor de periódicos. Considera que en Cuenca, junto con su equipo de trabajo, provocó toda una revolución mediática cuando en enero del 2005 hizo que el diario El Tiempo se volviera matutino después de cincuenta años de haber circulado como vespertino. Explica que aquella decisión puso “contra la pared” a diario El Mercurio, el más poderoso de la capital azuaya, que se vio obligado a mejorar para ser más competitivo.

Más tarde, Rubén Darío se dedicó a dictar clases, cursos y talleres de periodismo en dos instituciones manabitas: Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (Manta) y Universidad San Gregorio de Portoviejo. Luego regresó a Quito, por un pequeño tiempo, y después viajó a Ibarra para asesorar a diario El Norte. Hasta que un día se dijo: ‘¡ya basta!’. Y decidió crear su propio proyecto digital.

¿Por qué creó su portal digital loscronistas.org?

Rubén Darío creó loscronistas.org el 5 de enero de 2018.  “La idea surgió porque en Ecuador al periodismo le hacía falta sacudirse, sacarse la corbata, el chaleco blindado, la camisa de fuerza, ser más libre. Y la única forma de ser libre en periodismo es escribir en crónica”.

Durante sus visitas a la Fundación Gabriel García Márquez en Colombia, Rubén Darío se dio cuenta de que en nuestro país el género periodístico crónica estaba muy debilitado frente a otras naciones, como Perú, Colombia, Argentina, México y España.

Entonces se dijo: “Voy a dedicar mi vida a cultivar la crónica”.  Luego, por el éxito de su portal, decidió trabajar de manera independiente y se prometió no volver a ser empleado de nadie.

Su portal le genera felicidad. En especial porque la mayoría de los estudiantes que se inscriben aprenden a escribir y se van contentos con un libro bajo el brazo. “Lo más bello es enseñar y eso no tiene precio”.

Él recomienda estudiar para estar actualizados, ya que todos los días el periodismo va cambiando y “si uno se queda, te quedaste y ahí nadie te salva”.

Rubén Darío tiene una maestría en Periodismo Digital de la Universidad de Alcalá, España. Y la aplica todos los días como una herramienta para proyectar el periodismo impreso.

Notimercio, el periódico impreso de Quito

PORTADA NOTIMERCIO

La idea de crear Notimercio, periódico impreso de Quito, nació de una conversación entre Rubén Darío Buitrón y un buen amigo periodista, Cristóbal Peñafiel Vaca. Él es presidente de la Unión Nacional de Periodistas (UNP) y también trabajó en diario El Universo.

Un día, en la oficina de la UNP, ambos conversando y mirando el techo se pusieron a pensar.  ¡Oye, algo le falta a esta ciudad! ¡Claro!, ¡un periódico! “Es la única ciudad del mundo que no tiene uno propio”, mencionaron, porque El Comercio había dejado de circular en junio del 2023. “Entonces hagámoslo nosotros”.

Trabajaron en el proyecto durante meses. Investigaron lo que Quito y su gente necesitaba. Hasta que, el 8 de octubre de 2023, fundaron Notimercio. Ambos son los socios principales y Rubén Darío es el director general.

En él trabajan pocos periodistas porque es difícil el financiamiento. En el sentido de que nadie es su dueño. “Hemos puesto todo: yo, mi impresora, mi computadora, una parte de una pequeña herencia. Cristóbal igual. Y aquí estamos”.

Mucha gente le decía que era una locura emprender un periódico impreso en el siglo XXI, porque el mundo de la comunicación se ha vuelto digital. “Pero no es así, al medio cada vez lo conocen más, lo leen y les gusta. Es otra razón para estar orgulloso de mí mismo”.

Notimercio circula los fines de semana y, por la acogida, no solo se vende en Quito y sus valles. También en Cuenca, Ambato, Riobamba, Latacunga, Ibarra, y va creciendo.

Aseguró que el éxito del periódico se debe a todo el equipo. No obstante, como director, les enseña a escribir mejor. No permite que uno de los periodistas lo haga bien y el otro mal.

También los contagia de amor por contar la vida, pues la crónica es eso. Como decía Kapuscinski: “Desde los zapatos del otro”. O, según manifestó el periodista español Miguel Ángel Bastenier: “Contar la vida, contar al mundo lo que es el mundo hasta tener la capacidad de cruzar la vereda al otro lado y mirar desde ahí la realidad, para tener una visión diferente y distinta a la de los demás”.

Rubén Darío fundó la primera Escuela de Cronistas de Ecuador

El director de la Escuela de Cronistas Rubén Darío Buitrón Aguirre.

Y para complementar el trabajo de Notimercio, Rubén Darío Buitrón Aguirre fundó la primera Escuela de Cronistas del Ecuador, el 19 de febrero de 2024, con 25 alumnos. Funciona en el Centro de Capacitación de la Unión Nacional de Periodistas (UNP) y él la dirige.

Las clases son presenciales o virtuales, con el apoyo de expertos periodistas y escritores. En la actualidad, el método de enseñanza es grupal: treinta estudiantes por ciclo y dura un mes. Se asiste tres días a la semana, lunes, miércoles y viernes, de 18:00 a 19:30.

La Escuela está abierta para todo tipo de gente. El único requisito es que quiera escribir historias, narrar testimonios impactantes o contar el mundo desde otra mirada.

Las inscripciones son permanentes. Pueden anotarse desde jóvenes a partir de 15 años hasta adultos mayores que deseen escribir y les guste leer. “Todos pueden hacer sus libros”, aseguró.

Su rutina diaria y otros gustos

A Rubén no le gusta madrugar y prefiere quedarse hasta medianoche leyendo, escribiendo o viendo películas.

Suele leer tres libros al mismo tiempo. Subraya las páginas o párrafos interesantes con resaltador amarillo. Cuando termina de leerlos regresa a lo subrayado. Es la técnica que le ayuda a memorizar y escribir mejor.

Sobre las redes sociales dijo que son injustamente tratadas. Son como un vaso en el que puedes poner veneno o agua bendita, pornografía o filosofía, insultos u oraciones de la Biblia. Por lo tanto, el problema no es la red social, sino lo que pones dentro y quién la maneja.

“Cuando hay diversos criterios en las redes sociales, hay que informarse, cruzar información, contrastar. Eso es ser inteligente. No hay que creer todo lo que dicen. Hay que ir a otras fuentes y sacar nuestras propias conclusiones”.

También precisó que la duda es el principal demonio, pero al mismo tiempo es un ángel. Él se cuestiona todo, se pregunta todo a diario. “Lo mejor que me ha pasado en la vida es no tener ninguna certeza, aunque a veces se sufre por la incertidumbre. Es complejo sentir esto”.

¿Qué otras aficiones tiene? Escuchar música de todo tipo. Por ejemplo: el jazz, el pop rock, la afroamericana, Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Fito Páez, Charly García, Soda Stereo…

Rubén Darío Buitrón concluyó que nunca llegará a jubilarse, que permanecerá por siempre en esta trinchera: haciendo periodismo, creando poesía, escribiendo libros, contando historias, soñando con palabras. “Aquí me voy a morir”.