Los pacientes de diálisis piden una reunión directa con el Presidente de la República para buscar soluciones que les permita garantizar sus tratamientos

En Ecuador, más de 19.000 personas viven con enfermedad renal crónica y dependen de la diálisis para sobrevivir. Hoy, su vida pende de un hilo.

El sector renal enfrenta una crisis sistémica sin precedentes. La deuda acumulada del Estado con los prestadores de servicios de diálisis asciende a casi 300 millones. Esta cifra no es solo un dato: representa la inminente amenaza de suspensión de tratamientos vitales, el desabastecimiento de insumos y el colapso progresivo de las clínicas a nivel nacional.

“La diálisis no es un lujo, es una necesidad vital. Sin pagos, nuestra única alternativa es una muerte anunciada”, expresa Gabriela Álvaro, vocera e integrante del Frente de Pacientes Renales Ecuador.
“Ya no deseamos reunirnos con viceministros o ministros, sino con el mismo Presidente de la República para apelar a su sensibilidad y buscar soluciones a este problema, que lleva más de un año y ocho meses”, dijo Kevin Valdez, otro vocero e integrante del Frente de Pacientes Renales Ecuador.

A esta situación se suma la incapacidad del sistema público para cubrir la demanda. La mayoría de los pacientes deben dializarse cada dos días en clínicas privadas, mientras el Ministerio de Salud Pública y el IESS no ofrecen soluciones efectivas ni mecanismos de pago. Muchos pacientes, provenientes de sectores vulnerables, no podrían costear tratamientos que superan los USD 1.400 mensuales.

Un llamado urgente resuena desde el Frente de Pacientes Renales Ecuador hacia el gobierno reelecto del presidente Daniel Noboa. Esta administración tiene la impostergable responsabilidad de poner fin al «vía crucis» que enfrentan diariamente los ecuatorianos con enfermedades renales:
• Pedimos un plan de pagos concreto y garantías de continuidad en la atención.
• Instamos a que se escuche y visibilice esta crisis, que afecta vidas humanas cada día.

“Imaginen no saber si mañana podrán acceder a esa línea de vida. Esa es nuestra realidad”, comparten pacientes en medio de la angustia.
El clamor es claro: la salud renal en Ecuador está en terapia intensiva. La indiferencia ya no es una opción. La vida de miles de ecuatorianos está en juego.