Pipo Laso/ Para Notimercio
Es importante que los ecuatorianos demos una mirada analítica a lo que pasó con el rollo del megafraude que los amigos de la RC buscaban sostener y a lo que puede ocurrir en el futuro próximo.
Primer Acto: Luisa denuncia fraude la misma noche de la elección.
De inmediato, esa misma noche, alcaldes y prefectos de la RC se distancian de esa tesis.
Pabel Muño lo hace de una forma medio ridícula: al día siguiente dijo que “le sorprendió” este anuncio.
Pero hay que ser muy gil para pensar que le tomó de sorpresa, si se lo vio junto a Luisa González mientras ella denunciaba el supuesto fraude en la tarima de la sede de RC, donde apareció horas después de la proclamación de los resultados por el Consejo Nacional Electoral.
¿Nadie le dijo nada a Pabel? ¿En serio no sabía lo que Luisa diría?
Dos posibilidades: o es un ingenuo total o miente.
Aquiles Alvarez lo hizo con una declaración que poco menos le lustra los zapatos a Daniel Noboa. Muy extraño, viniendo de quien pocos días antes le insultó con los peores epítetos. Aguiñaga y Pabón también se distanciaron.
Es obvio: ellos necesitan del gobierno y tienen por delante las elecciones seccionales en el 2027.
Segundo acto: Salen a escena los patriarcas de la revolución
El presidente colombiano Gustavo Petro no reconoce el triunfo de Noboa. Luego habla de una lista negra de “perseguidos” y les ofrece asilo. Al mismo tiempo, la mexicana Sheinbaum habla de fraude y de que no tendrá relaciones con Ecuador. Incluso Yamandú Orsi, el recién debutado presidente de Uruguay, dice que esperará los informes de los veedores para pronunciarse.
¿Cuál será el siguiente acto?
Talvez aparezcan “las verdaderas actas” o algún hecho que “demuestre” el presunto megafraude.
Pero, ahí, una pregunta sencilla: cómo se dejaron hacer fraude a los maestros del control electoral si tenían fiscales en cada una de las mesas?
¿Noboa les dio burundanga a 40.000 revolucionarios para que no vieran nada?
¿No estuvieron allí mientras contaban los votos y levantaban el acta?
No se vio a ninguno de ellos denunciando nada la tarde y noche del 13 de abril.
Pero, más allá del debate legal, hay que entender cuál es la estrategia detrás del “megafraude”.
Ellos no buscan ganar la batalla jurídica. No tienen pruebas, saben que perdieron. Y que lo hicieron por errores no forzados, por dispararse en los pies con una precisión envidiable: “ La dolarización a la ecuatoriana” de Paola, los “gestores de paz” de Luisa y los chats de Mónica (alias Verduga), Ají con Mote (Correa ) y la Rana René.
Algunas de esos errores fueron decisiones de los vendedores de humo que tuvieron como estrategas.
Ellos buscan ganar la batalla comunicacional. Instalar el fraude en la mente de sus votantes, hacer lo mismo que hizo Donald Trump hace cuatro años y que le facilitó el regreso.
Los RC mantendrán al menos su piso histórico de 30–33 puntos. Si son exitosos recogerán un porcentaje mayor, más cerca del 44% que votó por Luisa en primera vuelta.
Saben, además, que ese mensaje podrá ir tomando fuerza en la medida que Noboa se desgaste, consecuencia inevitable del poder.
El establishment político debe reflexionar sobre esto y pensar una estrategia que vaya más allá de “evitar que regrese el correísmo”.
El cuento del “cuco” se puede ir agotando.