Pipo Laso/Para Notimercio
Primero fue torpe declaración de la asambleísta Paola Cabezas acerca de “la dolarización a la ecuatoriana”. Luego, el entonces candidato vicepresidencial Diego Borja, proponiendo usar las reservas del Banco Central y, para rematar, Rafael Correa y Ricardo Patiño conversando sobre el ocaso del dólar y la creación de una nueva moneda…
Y, sobre todo, al inicio de la última semana, cuando la propia Luisa González anunció, apoyada en un libreto que le entregaron sus estrategas, la creación de los “Gestores de Paz” que, en la lógica de la “revolución”, es darle espacio a una política siniestra: las milicias bolivarianas, los comités de la revolución cubano, gente adoctrinada y armada para someter a los vecinos, denunciar y castigar a todo aquel que cuestione al gobierno autoritario populista o al líder supremo.
Inmediatamente se activó el enjambre digital. Periodistas, formadores de opinión, tiktokers y gente común con una andanada imparable de publicaciones en redes sociales y medios. El miedo penetró en los huesos de la gente.
Las aclaraciones de Luisa González y Borja solo empeoraron la situación. Ella intentó explicar que lo de los “guardias” era un proyecto de Naciones Unidas y Borja explicaba que “son personas de buen corazón que van a ayudar a los niños a la salida de la escuela”.
Por supuesto, ningún parecido con Maduro, Ortega y ahora también con Petro, quienes ya tienen esas milicias para atemorizar a los vecinos en calles, barrios y comunidades.
Hay dos cosas que mueven a la gente más que cualquier otra: el bolsillo y el miedo. El terror a las milicias, junto con la posibilidad de perder el dólar, llevó a mucha gente a votar en contra.
También movió el voto de Luisa a Daniel algo que ahora es común en un electorado transversal, esa suerte de swing voters que no se mueven por criterios ideológicos sino por sus percepciones en el momento mismo de votar.
Algunos castigaron a Noboa en primera, porque no estaba respondiendo a sus expectativas, pero volvieron a votar por él en segunda frente a los miedos que la misma “revolución” instaló.
Por ahora, Ecuador toma una bocanada de aire y respira cierta tranquilidad.
Pero el Presidente debe hacer una lectura ponderada del resultado; entender que esos 11 puntos votaron más en contra de que a favor; votaron movidos por el miedo que representa el regreso del correísmo.
El gobierno debe trabajar inmediatamente en políticas para enfrentar los retos pendientes: crisis de seguridad, crisis energética, pobreza y empleo, junto con las reformas fundamentales para dejar atrás este Ecuador líquido herencia de la constitución de Montecristi: Consejo de Participación, Justicia, Partidos Políticos. Y más: IESS, reforma laboral, etc.
Mientras tanto, en el bunker de la RC, cuando superen la negación psicológica en la que se encuentran Luisa González, su equipo y algunos voceros argumentando, sin pruebas, un mega fraude, seguramente pasarán factura a los estrategas argentinos, otros gestores de la derrota.
Y pronto sabremos más, cuando salga la segunda parte de los chats de Verduga… ¿Qué más dirán de la Rana René y Jerónimo?